viernes

Falconer

Falconer
John Cheever
Emecé - 2005




Me hablaron de Cheever con una pasión que pocos escritores despiertan. Entonces lo leí. Y si ya había quedado atrapado por el fluir de su pluma en los textos (atropellados siempre por las insoportables traducciones para el lector español), Falconer profundiza las ganas de leer más del autor. Porque hasta esta, considerada atípica en perspectiva de su obra, es puro Cheever. La novela no carece de violencia, maltrato, dolor, soledad, relaciones homosexuales, masturbaciones, encierro como toda novela de cárcel que se precie, pero en ningún momento es obscena y hay tramos de un humor tan filoso y ácido que da gusto. No le es necesario contar por qué cada personaje está ahí. Ni siquiera el momento del fratricidio por el cual está encerrado el personaje principal de la novela, tiene excesiva importancia por sobre su lectura personal del crimen. La cárcel pasa a ser una comunidad que es interpretada de tantos modos distintos como hombres hay allí. Los hombres no son buenos o malos de acuerdo a qué lado de las rejas duermen; la justicia es algo de otro mundo, el mundo que les es privado a los presos y no se discute; y ambas confluyen en un extraño contrato social nuevo. Ese es el trasfondo del mundo carcelario leído por el autor: una superficie narrativa explosiva contenida en una falsa calma.