miércoles

Ferdydurke

Ferdydurke
Witold Gombrowicz
Argos - 1947




Si Gombrowicz es el escritor polaco más argentino de la historia, Ferdydurke es su contraparte literaria. Entre su escritura y su publicación en Argentina tuvo lugar, ni más ni menos que la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ni la distancia geográfica, ni la historia sucedida, ni el cambio de residencia de su autor parecen haber alterado el corpus de esta novela de iniciación: un adolescente (que el autor oculta detrás de una duda que desfasa el relato: ¿es un adulto vuelto adolescente o un adolescente que se pretende adulto?) y su inclusión en la escuela, en el sexo, en la amistad.

Ferdydurke asoma como una novela irreverente de un autor irreverente, es decir que calza en como mascarón de proa de toda una producción literaria que llegará a hacer de la escatología una militancia literaria de vanguardia, un lugar donde los marginados de la bipolaridad (tan típicamente argentina) encuentran un resquicio. En esa perspectiva, fue abominado por La Academia en igual medida que por El Mercado, lo que se resume en la ferocidad con que lo trataron Bioy Casares (asegurando que Gombrowicz no vale el esfuerzo de estirar el brazo para agarrar un libro suyo de la biblioteca) y Borges (sosteniendo, con su típica ironía, que el autor polaco no existía más que como invento del poeta Carlos Mastronardi). Sin que representase un esfuerzo por ser reconocido, Gombrowicz utiliza trazos dadá que ponen en evidencia la transgresión en un lugar de torsión del lenguaje por sobre el efecto de disgusto en el lector como su línea sucesoria, que va desde ese Proyecto de Colgajo Supurante Literario llamado Osvaldo Lamborghini; pasando por el Plan de Grano en el Gran Traste Literario, que responde al apellido Fogwill; y, en menor medida, del Olvidable Heredero Escatológico apenas rescatado por un puñado de amigos periodistas, el difunto Salvador Benesdra. Y es en esa apuesta al más allá de la superficie del texto donde reside la mayor potencia de esta novela: está en el cuestionamiento (bisagra entre lo implícito del concepto y lo explícito de la idea) de la narración, de la novela, de la incursión de la poesía en el lenguaje. Es decir donde la costura (lo transgresor explícito, el cuculeíto dadaísta, el asquerosito moral) deja de verse para profundizar, desde el lenguaje mismo, la brecha de lo imposible: narrar con precisión lo que la palabra -siempre- oculta.